Este matiz nace de la voz profunda que guardamos en el pecho, esa que a veces se ahoga entre lágrimas y miedos, pero que nunca deja de buscar salida. Nace de comprender que llorar también es cantar, que en cada sollozo se abre una grieta para que entre el mar y nos devuelva enteros.
Es un canto que nos recuerda que incluso en la oscuridad del océano, hay resonancias que viajan lejos, se encuentran, y nos enseñan que no estamos solos.
Aquí te comparto su relato, para que lo escuches como quien prende una vela frente al mar y deja que la marea de la voz lo envuelva, suave y constante, sin resistencia.
🔊 Dale play al audio y deja que la canción de la ballena te atraviese.
Narración por: Diego Alejandro Ruiz Gómez – @teleoenvozalta_
Hermoso; sana tanto llorar.